La radioafición, según la definición oficial de la UIT, es un servicio de radiocomunicación que tiene por objeto la instrucción individual, la intercomunicación y los estudios técnicos, efectuados por personas debidamente autorizadas que se interesan por la radiotecnia con carácter exclusivamente personal y sin fines de lucro.
El primer radioaficionado del mundo fue Guillermo Marconi, inventor de la telegrafía sin hilos y Premio Nobel de Física en 1909, quien a su vez se basó en los descubrimientos de otros notables científicos, tales como James Clerk Maxwell, Heinrich Hertz, Alexander Popov y Nikola Tesla. Desde entonces, el desarrollo de las telecomunicaciones, y de la radioafición en particular, no ha parado de crecer: transistores, satélites, Internet, SDR…
Las motivaciones que llevan a una persona a introducirse en este apasionante hobby son diversas, y van desde el aprendizaje, la investigación científico-técnica y la experimentación con las últimas tecnologías, hasta la práctica de idiomas, así como la posibilidad de conocer personas de distintas profesiones, culturas, creencias, etc, e incluso hacer nuevos amigos.
A propósito, en la radioafición uno puede encontrar gente de todas las edades, y de todo tipo de clases y procedencias, desde una modesta ama de casa o un estudiante hasta un militar, una estrella del cine o un rey. En cualquiera de los casos, cada operador se identifica con su licencia o señal distintiva y su nombre de pila o un apodo, sin hacer mención de títulos honoríficos, académicos o similares.
Todas las comunicaciones se realizan a través de las ondas electromagnéticas, las cuales viajan por el éter a la misma velocidad que la luz visible y los rayos X (300.000 km/seg), los cuales también consisten en ondas electromagnéticas, aunque de mucha mayor frecuencia.
La longitud de todas estas ondas surge del cociente entre la velocidad y la frecuencia de oscilación, lo cual determina las distintas posibilidades de propagación (en línea recta, reflexión en la ionosfera, rebote satelital, etc), según el horario y época del año, entre otros factores.
Las bandas (rangos de frecuencias) más utilizadas por los radioaficionados son las siguientes:
80 metros | entre 3.500 y 3.750 kilohertz (= kilociclos/segundo) |
HF High Frequency (onda corta) |
40 metros | entre 7.000 y 7.200 kHz | |
20 metros | entre 14.000 y 14.350 kHz | |
15 metros | entre 21.000 y 21.450 kHz | |
10 metros | entre 28.000 y 29.300 kHz | |
2 metros | entre 144.000 y 148.000 kHz |
VHF Very High Frequency |
Ahora bien, para poder transmitir información a través de las ondas, es necesario realizarle algún tipo de modulación a la señal de radiofrecuencia (portadora de RF), para que luego pueda ser demodulada por el receptor. Dichos modos se emisión se agrupan en Telegrafía, Fonía y Digimodos, según se resume a continuación:
Telegrafía | CW (onda continua, en inglés): simplemente se emite e interrumpe la señal de RF, generando los puntos y rayas (sonidos cortos y largos) del Código Morse. |
Fonía | AM: se hace variar la amplitud de las ondas de la portadora de RF en función del audio, manteniendo constante la frecuencia. |
FM: se hace variar la frecuencia de la portadora de RF en función de la señal de audiofrecuencia (AF), manteniendo constante la amplitud. | |
SSB (banda lateral única, en inglés): similar a AM, aunque de menor ancho de banda, ya que se suprime la portadora y una de las bandas laterales. Según cuál de ellas se suprima, puede quedarnos Banda Lateral Superior (USB) o Inferior (LSB). | |
Digimodos | RTTY, SSTV, PSK, JT65, FT8 y otros: utilizando una computadora es posible chatear, intercambiar imágenes, archivos, etc, sin necesidad de Internet. |
La autoridad competente de cada país le asigna a cada radioaficionado una señal distintiva, consistente en una serie de letras y números, a fin de que se identifique en sus comunicados. Por ejemplo, en Argentina los indicativos comienzan con el prefijo 'LU' o 'LW', seguidos de un número de 1 a 9 y de una letra que identifica la provincia, y una o dos letras más. Así, sabremos que una estación que se identifica como LU2FRN será de Santa Fe (letra F), LU7KBM de Tucumán (letra K), o LU4ZS de la Antártida (letra Z).
Por otro lado, si estamos comunicando con un colega cuya licencia es PY6WD, no hará falta que nos aclare que es de Brasil (PY); y si fuera EA2RTS, entonces sin duda se trata de un radioaficionado español (EA).
Básicamente, el primer paso para iniciar un contacto consiste en seleccionar una frecuencia (dentro de las bandas y modos de emisión autorizados) y asegurarse que la misma esté desocupada. Luego podemos hacer un “CQ” o llamado general (o varios, hasta que alguien nos conteste), indicando siempre nuestra señal distintiva.
Una vez que cada operador toma nota de la licencia del corresponsal, su nombre, ubicación y demás datos técnicos (reportaje de señal, equipos, antenas, etc), la conversación puede discurrir sobre los más diversos temas, excepto cuestiones de política, religión o cualquier asunto que genere polémica.
Si el comunicado es en fonía, cuando debemos deletrear nuestro indicativo, nuestro nombre o algún otro dato relevante, solemos utilizar el mismo alfabeto radiofónico que la aeronáutica, a fin de facilitar la comprensión, más allá de las barreras idiomáticas y de las dificultades de recepción. Así, si nuestro corresponsal es titular de la licencia HK7APN, seguramente nos lo codifique verbalmente como “Hotel - Kilo - Siete - Alfa - Papa - November”.
También es muy usual el Código Q, originado cuando sólo existía la telegrafía y era muy necesario abreviar. Por ejemplo, si escuchamos mucho ruido o interferencias, decimos que hay “QRM”. Para referirnos a nuestra ubicación, podemos decir “mi QTH es Venado Tuerto”. Y si no alcanzamos a comprender cuál estación nos está llamando, simplemente preguntamos “¿QRZ?”.
Al finalizar cada comunicado (QSO), el mismo se debe anotar en el libro de guardia de la estación. Además es muy común que ambos operadores se envíen uno al otro la tarjeta QSL que confirme el contacto. En dicha tarjeta debe constar la señal distintiva (QRA) de ambas estaciones, la fecha y hora del QSO, la frecuencia, el modo de emisión, el reportaje de escucha (usualmente RST), así como información adicional sobre localización (QTH) y datos técnicos del equipo y antena, potencia de trabajo, etc.
Dichas tarjetas QSL pueden enviarse por correo, vía Bureau (servicio prestado por los radio clubes) o de manera electrónica, a través de sitios específicos de Internet. En cualquiera de los casos, la recepción de las QSLs representa una gran satisfacción para todo radioaficionado (más aún cuando se trata de estaciones “difíciles”), además de servir para obtener diplomas o tramitar ascensos de categoría.
Además del QSO “convencional”, también puede haber comunicados realizados en otros contextos. Por ejemplo, en el marco de una radioexpedición a alguna isla o lugar remoto, o en una jornada especial con motivo de fecha patria u otro tipo de aniversario, o bien cuando se organiza la activación de algún sitio de interés. También suelen organizarse concursos, en los cuales se premia al participante que realiza (y verifica) la mayor cantidad de contactos.
En determinadas situaciones, puede ocurrir que al radioaficionado se le solicite recibir y transmitir mensajes para terceras personas que no puedan comunicarse de otra manera. Ello se puede dar, sobre todo, cuando sucede una catástrofe natural u otro tipo de situaciones de emergencia, en las que desaparecen todas las demás formas de comunicación.
¿Qué trámites hay que seguir para obtener la licencia de radioaficionado?
El primer paso consiste en realizar el curso de aspirante en el Radio Club, a fin de aprender sobre las cuestiones técnicas, de reglamentación y práctica operativa. Luego se rinde un pequeño examen, y finalmente se presenta la documentación solicitada por la ENACOM.
¿Es necesario ser experto en electrónica?
Puede ser muy útil, sobre todo a los fines de la experimentación, pero no hay ningún impedimento al respecto. Para tramitar la licencia, basta con conocer los conceptos básicos de electricidad, electrónica, propagación y radiotecnia en general.
¿Qué costo tiene montar una estación de radioaficionado?
Depende de las bandas y modos que más le interese a cada uno y del presupuesto que maneje. Hay quienes invierten fortunas en sofisticados equipos, antenas y accesorios, pero a otros colegas les basta una estación más modesta. E incluso están los que se dan maña para construir sus propios transmisores, receptores, amplificadores, antenas, etc. ¡Todo vale a la hora de disfrutar de la radio!